ESCULTURAS SALVAJES INMOBILIARIAS
por Mauricio Badillo
«Basta con una piedrecilla tan pequeña como ésta, es cambiar el mundo. Se puede hacer. En verdad, se puede. Es el arte del Maestro de Transformaciones, y tú lo aprenderás, cuando estés preparado para aprenderlo. Mas no transformarás una sola cosa, un guijarro, un grano de arena hasta que no sepas cuál será el bien y el mal que resultará. El mundo se mantiene en Equilibrio. El poder de Transformación, de Invocación de un mago puede romper ese equilibrio. Tiene que ser guiado por el conocimiento, y servir a la necesidad. Encender una vela es proyectar una sombra…»
Ursula K. Le Guin, Un mago de Terramar, 1968
La obra escultórica de Mauricio Badillo se gesta en un campo expandido conformado entre las coordenadas del paisaje, la agricultura, la arquitectura y la escultura en una sutil tensión entre cultura y naturaleza. En su gramática de matriz procesual se hace evidente el uso de la estrategia del objeto encontrado que es resultado de las labores de limpieza que Badillo realiza en terrenos baldíos como parte de su labor como arquitecto del paisaje.
En esos “espacios intermedios” definidos por el arquitecto Ignasi de Solá-Morales como terrain vague, los hallazgos materiales del artista aportan evidencias del detritus urbano, un orden en estado de “des-composición”. Gracias a diversos procesos naturales como la erosión y la oxidación se produce un tipo de “alquimia orgánica” o desde la perspectiva de Badillo, un tipo de “compostaje urbano” que funciona a manera de caldero en el que se produce el “nigredo” o “putrefacción alquímica” en la que se “des-compone” el material industrial para ser transmutado en “otras cosas”.
Entre ruinas y edificaciones, basura o poema, estos ensamblajes escultóricos despliegan en sus diferentes escalas un repertorio que abarca desde objetos animistas hasta habitáculos para organismos no-humanos. En un paralelismo con la agricultura natural de Masanobu Fukuoka, este tipo de escultura procesual nos sugiere que aquello percibido como “des-orden” o decaimiento puede ser visto como ciclo, recuperación y re-creación de “otro orden”, en otras escalas a partir de otras temporalidades.
Un efecto muy afortunado de la producción de Mauricio Badillo es la manera en la que permite un cambio de percepción del entorno urbano; quienes se adentren en su propuesta artística pronto comenzarán a mirar de otra forma, a caminar a otro ritmo, descubriendo que cohabitamos con mundos que nos presentan lógicas distintas.
Ante la urgencia de encontrar formas de estar en este mundo que nos permitan construir relatos alternativos a la narrativa fatalista de crisis inminente, estas obras de arte nos recuerdan que podemos formar parte de ciclos regenerativos fuera del circuito acelerado de destrucción capitalista. La obra de Badillo se une a muchas voces como la escritora Ursula K. Le Guin quien nos recuerda que “todo poder humano puede ser resistido y cambiado”.
Felipe Zúñiga González
ESCULTURAS SALVAJES INMOBILIARIAS
por Mauricio Badillo
«Basta con una piedrecilla tan pequeña como ésta, es cambiar el mundo. Se puede hacer. En verdad, se puede. Es el arte del Maestro de Transformaciones, y tú lo aprenderás, cuando estés preparado para aprenderlo. Mas no transformarás una sola cosa, un guijarro, un grano de arena hasta que no sepas cuál será el bien y el mal que resultará. El mundo se mantiene en Equilibrio. El poder de Transformación, de Invocación de un mago puede romper ese equilibrio. Tiene que ser guiado por el conocimiento, y servir a la necesidad. Encender una vela es proyectar una sombra…»
Ursula K. Le Guin, Un mago de Terramar, 1968
La obra escultórica de Mauricio Badillo se gesta en un campo expandido conformado entre las coordenadas del paisaje, la agricultura, la arquitectura y la escultura en una sutil tensión entre cultura y naturaleza. En su gramática de matriz procesual se hace evidente el uso de la estrategia del objeto encontrado que es resultado de las labores de limpieza que Badillo realiza en terrenos baldíos como parte de su labor como arquitecto del paisaje.
En esos “espacios intermedios” definidos por el arquitecto Ignasi de Solá-Morales como terrain vague, los hallazgos materiales del artista aportan evidencias del detritus urbano, un orden en estado de “des-composición”. Gracias a diversos procesos naturales como la erosión y la oxidación se produce un tipo de “alquimia orgánica” o desde la perspectiva de Badillo, un tipo de “compostaje urbano” que funciona a manera de caldero en el que se produce el “nigredo” o “putrefacción alquímica” en la que se “des-compone” el material industrial para ser transmutado en “otras cosas”.
Entre ruinas y edificaciones, basura o poema, estos ensamblajes escultóricos despliegan en sus diferentes escalas un repertorio que abarca desde objetos animistas hasta habitáculos para organismos no-humanos. En un paralelismo con la agricultura natural de Masanobu Fukuoka, este tipo de escultura procesual nos sugiere que aquello percibido como “des-orden” o decaimiento puede ser visto como ciclo, recuperación y re-creación de “otro orden”, en otras escalas a partir de otras temporalidades.
Un efecto muy afortunado de la producción de Mauricio Badillo es la manera en la que permite un cambio de percepción del entorno urbano; quienes se adentren en su propuesta artística pronto comenzarán a mirar de otra forma, a caminar a otro ritmo, descubriendo que cohabitamos con mundos que nos presentan lógicas distintas.
Ante la urgencia de encontrar formas de estar en este mundo que nos permitan construir relatos alternativos a la narrativa fatalista de crisis inminente, estas obras de arte nos recuerdan que podemos formar parte de ciclos regenerativos fuera del circuito acelerado de destrucción capitalista. La obra de Badillo se une a muchas voces como la escritora Ursula K. Le Guin quien nos recuerda que “todo poder humano puede ser resistido y cambiado”.
Felipe Zúñiga González